viernes, 24 de octubre de 2008

El río de la vida


Heródoto es un antiguo historiador que vivió en el siglo V a. C. Fue un gran viajero y entre sus destinos, Egipto fue uno de sus favoritos, convirtiéndose la frase " El Nilo es un don de Egipto" en un hito de la historia. Y es que sin duda, si hablamos de Egipto es necesario hacerlo del Nilo.

Este río, que atraviesa todo el país, de sur a norte, dictaba en la antigüedad el ritmo de vida de las gentes, que se adaptaban a sus crecidas y bajadas en las tres estaciones: ajet (inundación), peret (siembra) y shemu (la cosecha).

Era considerado como una fuerza de bien, pero es cierto que si la crecida anual, producida por las lluvias veraniegas en Etiopía, era más fuerte de lo normal, se producían fuertes inundaciones de terrenos aledaños que perjudicaban las cosechas y las construcciones de las poblaciones cercanas al río, siendo estas su mayoría, ya que una de las características de la población egipcia es su asentamiento en la franja fértil del río, la más cercana a él.

Pero el Nilo como río fundador de vida no es un caso aislado, ya que en las antiguas civilizaciones es frecuente que se establezcan grupos de población en torno a ellos, como por ejemplo los mesopotámicos y sumerios en torno al Tigris y al Eúfrates.

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